La función del cuidador del paciente oncológico es atender y suplir todas las necesidades que el paciente no puede cubrir debido a su enfermedad. Pero cuidar a alguien y darle apoyo en estas circunstancias puede ser un desafío y muchas personas que cuidan a enfermos dejan a un lado sus propias necesidades y sentimientos para enfocarse en la persona con cáncer.
Esta situación es difícil de mantener durante mucho tiempo, y no es bueno para la salud del cuidador, ya que la tensión puede tener efectos físicos y psicológicos.
Además es muy común que la aparición del cáncer suponga un cambio en los roles y dinámicas familiares al tener que empezar a cuidar del paciente: hijos que comienzan a cuidar de sus padres, cónyuges que se ven obligados a sostener todos los cuidados de los hijos y además los del paciente, hijos adultos que no quieren depender del cuidado de sus padres…
Todos estos cambios pueden llevar a la aparición de sentimientos de confusión y tensión. Es importante tratar de compartir sus sentimientos con otros, unirse a un grupo de apoyo o buscar la ayuda de un terapeuta.
Pida ayuda.
Asumir demasiadas responsabilidades puede ser a menudo un error, haciendo que el cuidador acabe extenuado física y mentalmente. El cuidador tiene que examinar con honestidad lo que puede y lo que no puede hacer, y aprender a confiar y delegar en aquellas personas de su entorno que sean de confianza; las tareas del hogar, el cuidado de los hijos, el acompañamiento a citas médicas o simplemente ser la persona de contacto son tareas que muchas de las personas de su alrededor estarán dispuestos a asumir para aligerar su carga.
Aceptar la ayuda de otros, no siempre es fácil, pero recuerde que al aceptar que otros le ayuden puede ayudar también a su ser querido; usted gozará más de salud, su ser querido sentirá menos culpa de todas las cosas que usted hace y quienes le ayudan pueden tener habilidades útiles y tiempo extra.
Prepárese para cuando otros no ayuden.
Cuando alguien tiene una enfermedad grave, como el cáncer, hay personas que no ofrecen su ayuda al cuidador. Esto puede deberse a muchas razones: que la persona se este enfrentando a sus propios problemas, que haya tenido una mala experiencia anterior con el cáncer y no se quiera involucrar, que no tenga tiempo…
Si alguien no le ayuda cuando lo necesita, usted querrá hablar con esa persona y explicar lo que necesita. Si la relación es importante, debe decirles lo que siente, ya que esto puede ayudar a evitar que se acumule el resentimiento o la tensión. Con el tiempo, estos sentimientos podrían dañar su relación.
El autocuidado.
El cuidador puede sentir que sus necesidades personales no son importantes en este momento ya que no es quien tiene cáncer, o puede sentir que no tiene tiempo, y la costumbre de cuidar a otra persona puede ser tanta que es difícil cambiar de enfoque. Sin embargo, cuidar de sus propias necesidades, esperanzas y deseos puede darle la fuerza que necesita para seguir adelante. Consulte Autocuidado del cuidador.
Esta situación es difícil de mantener durante mucho tiempo, y no es bueno para la salud del cuidador, ya que la tensión puede tener efectos físicos y psicológicos.
Además es muy común que la aparición del cáncer suponga un cambio en los roles y dinámicas familiares al tener que empezar a cuidar del paciente: hijos que comienzan a cuidar de sus padres, cónyuges que se ven obligados a sostener todos los cuidados de los hijos y además los del paciente, hijos adultos que no quieren depender del cuidado de sus padres…
Todos estos cambios pueden llevar a la aparición de sentimientos de confusión y tensión. Es importante tratar de compartir sus sentimientos con otros, unirse a un grupo de apoyo o buscar la ayuda de un terapeuta.
Pida ayuda.
Asumir demasiadas responsabilidades puede ser a menudo un error, haciendo que el cuidador acabe extenuado física y mentalmente. El cuidador tiene que examinar con honestidad lo que puede y lo que no puede hacer, y aprender a confiar y delegar en aquellas personas de su entorno que sean de confianza; las tareas del hogar, el cuidado de los hijos, el acompañamiento a citas médicas o simplemente ser la persona de contacto son tareas que muchas de las personas de su alrededor estarán dispuestos a asumir para aligerar su carga.
Aceptar la ayuda de otros, no siempre es fácil, pero recuerde que al aceptar que otros le ayuden puede ayudar también a su ser querido; usted gozará más de salud, su ser querido sentirá menos culpa de todas las cosas que usted hace y quienes le ayudan pueden tener habilidades útiles y tiempo extra.
Prepárese para cuando otros no ayuden.
Cuando alguien tiene una enfermedad grave, como el cáncer, hay personas que no ofrecen su ayuda al cuidador. Esto puede deberse a muchas razones: que la persona se este enfrentando a sus propios problemas, que haya tenido una mala experiencia anterior con el cáncer y no se quiera involucrar, que no tenga tiempo…
Si alguien no le ayuda cuando lo necesita, usted querrá hablar con esa persona y explicar lo que necesita. Si la relación es importante, debe decirles lo que siente, ya que esto puede ayudar a evitar que se acumule el resentimiento o la tensión. Con el tiempo, estos sentimientos podrían dañar su relación.
El autocuidado.
El cuidador puede sentir que sus necesidades personales no son importantes en este momento ya que no es quien tiene cáncer, o puede sentir que no tiene tiempo, y la costumbre de cuidar a otra persona puede ser tanta que es difícil cambiar de enfoque. Sin embargo, cuidar de sus propias necesidades, esperanzas y deseos puede darle la fuerza que necesita para seguir adelante. Consulte Autocuidado del cuidador.
En este video Eliza Puente, directora de la fundación Cima, nos explica la importancia de los cuidadores en una enfermedad crónica y la importancia que tiene su autocuidado para poder continuar con su labor.
Fuentes:
https://www.cancer.gov/espanol/cancer/sobrellevar/apoyo-a-quien-cuida
Fuentes:
https://www.cancer.gov/espanol/cancer/sobrellevar/apoyo-a-quien-cuida
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